RADICALISMO DE PIE, EL RADICALISMO VUELVE A LAS BASES...

domingo, 21 de octubre de 2012

¿Para qué militamos?

Luego del Encuentro realizado el Sábado pasado con correligionarios de diversas juventudes de la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires se redactó el siguiente documento.


¿PARA QUÉ MILITAMOS?
                Hoy 20/10/2012 en Lomas de Zamora nos encontramos jóvenes de toda la Provincia y la Ciudad de Buenos Aires, de sectores internos de todas las ramas. Buscamos regenerar nuestra raíz para que el trabajo que se disemina hoy en ramas empiece a generar sus frutos.        
                En los últimos días vivimos muchos vaivenes y rumores en los pasillos de nuestros comités, por una posible alianza electoral con el sector que hoy representa en nuestra sociedad a los sectores más conservadores y retrógrados, el PRO y el peronismo “disidente” o “federal”.
                No debería de asombrarnos, pues participamos de una alianza similar en la última elección presidencial en la Provincia de Buenos Aires con De Narvaez, que por sus características tuvo repercusiones en todo el país; una coalición con aquel sector tomada por nuestros representantes no sería, por ello, una sorpresa.
                Sería interesante pensar, entonces, cómo podríamos llegar nosotros, jóvenes radicales por elección, herencia o descarte, a trabajar para una alianza con este sector, o cómo nuestro laburo de años podría concretarse en una unión con el PRO o el peronismo disidente.
                Empiezan a surgirnos interrogantes, dudas e inquietudes. ¿Es nuestro partido uno conservador o de “derecha”? Firmemente debemos decir que NO. Nuestra querida y centenaria unión cívica radical nace justamente como un movimiento radical, en el sentido de erradicar al patriarcado argentino de principios de nuestra historia, intentando llevar al poder a las clases excluidas y otorgarles a éstas los derechos que les corresponden, en pos de una sociedad feliz. Creció de la mano del movimiento reformista universitario, impulsó las primeras políticas en los derechos sociales, tuvo en su exclusiva autoría la revolución agraria, emprendió la visionaria empresa de poseer a los recursos naturales dentro del Estado, extendió la provincias olvidadas de la Patagonia, se peleó con la Iglesia cuando ésta se interpuso en el camino de los derechos que la sociedad exigía. No tembló cuando debió denunciar, en lamentables demasiadas oportunidades, a las Fuerzas Armadas, y menos que menos cuando con la letra pura de la ley debió enjuiciarla. Es el que sigue luchando por la democratización y libertad de la actividad sindical.
                En fin, deberíamos escribir miles de hojas de la historia de nuestro querido partido; pero con estos sucintos hechos trascendentales queda claro que NO SOMOS CONSERVADORES, NO NACIMOS COMO UN PARTIDO CONSERVADOR, Y NO VAMOS A SER UN PARTIDO CONSERVADOR. “Que se rompa pero que no se doble”; hemos roto muchas, muchísimas veces en nuestra historia, y de ello dan sobradas muestras que en más de cien años de historia sólo llegamos al gobierno del Estado Nacional en seis oportunidades. Pero en cada una de ellas fue justamente porque la sociedad vio en nosotros que nuestros principios y valores se mantuvieron intactos, no se doblaron.
                ¿Es el poder en sí mismo el único fin de nuestra UCR?? Claramente NO!!!! Mejor muestra de que nunca ha sido el poder por el poder mismo una bandera de esta partido es la vida de Balbín, quien fue líder indiscutido durante cuarenta años de nuestro partido y nunca llegó a la presidencia, porque lo que nos importa es la “bandera y no quien lleva el palo”.
                ¿Es fundamental y totalmente necesario acercarse a o ganar cada elección?? La UCR nació siendo un partido auto abstencionista. No está en nuestra raíz el lamento por perder o por no participar o por no estar en la portada de un sufragio. Sabemos que hoy la situación ha mutado totalmente a la que se vivía en 1891, pero no debe olvidarse que nuestra primera meta debe ser trabajar, militar, para que sea luego el pueblo el que nos lleve legítimamente al poder. No tiene que interesarnos ganarle al que está en frente pues nuestro partido también demostró que con sólo esa intención, el camino solo nos llevará al fracaso.
                ¿Para qué militamos? ¿Para ganar elecciones de la mano o, peor aun, llevados de las narices por grupos, personajes o partidos políticos que nada tienen que ver con nosotros? ¿Y para que luego esas alianzas sean deshechas una vez alcanzado el poder?
                ¿Para tener poder y que nuestro partido no desaparezca?
                ¿Para asegurar la renta de algunas personas eternamente?
                La militancia es la concurrencia en una razón particular que apoya a cierto proyecto en particular. Para ello trabajamos unidos, con un fin en común, aun muchas veces con disidencias y discusiones, lógicas por la propia esencia del ser humano.              
Somos jóvenes, muchos afiliados luego del 2001, y hoy nos convoca nuestra historia, nuestra doctrina y nuestros valores. No los hechos, porque nos encontramos con dirigentes que le han soltado la mano a la historia y a los afiliados radicales, intentando alcanzar el poder sin fundamento o justificación alguna.
                Queremos trabajar y militar, tenemos vocación de poder, pero sabemos -porque nos lo enseñó la historia mima de nuestra Unión Cívica Radical- que esa vocación de poder se construye día a día, que el trabajo es de hormiga, y que si alcanzamos el poder mañana por una alianza sin sentido alguno, caeremos inexorablemente en el camino hacia el fracaso.
                Tenemos banderas, las históricas de este partido, expresadas en la construcción de un sentimiento nacional acompañado del federalismo, la construcción de una república íntegra, y la justicia social a través de la social democracia.
                Tenemos una historia que nos autoriza moralmente a creer que somos nosotros quienes podemos brindar mayores respuestas a toda la ciudadanía, en la conquista de los derechos que garantizarán la igualdad de oportunidades para todos.
                Tenemos gente, y mucha, desbordada de pasión y de necesidad de salir a la calle a trabajar en la búsqueda una sociedad mejor y más justa.
                Y también tenemos un “modelo” de país que en nueve años de crecimiento ininterrumpido no ha querido redefinir la distribución de la riqueza, generando una sociedad de ricos más ricos y los mismos pobres. Un modelo que se basa en un consumismo que convierte en esclavos a las clases medias y bajas, en donde la inflación aparece como vedette. Un modelo que ha sostenido su crecimiento a costa del empobrecimiento de las provincias. Que ha arruinado la educación primaria y secundaria; que denosta a las clases altas, pero de la que ellos son parte habiendo generado funcionarios y amigos empresarios que todos los días son salpicados con denuncias de corrupción; que se autodenomina antimenemista, nacional y popular, pero que no impugnó ninguna de las leyes de reforma de Estado y que sigue propugnando al liberalismo. 
                Porque tenemos todo eso y más, hoy NOSOTROS NO TRANSAMOS.
                Nuestro mejor aporte a este partido –y con ello a toda la sociedad- es seguir ese camino del arduo pero enriquecedor  trabajo del día a día; es la manera de mantenernos en pie y con las puertas abiertas, reconstruyendo nuestra propia identidad.
                Es redescubrir es el sentido de nuestras bandera en la actualidad, pero con esta nueva sociedad, que es compleja y que debemos rediseñar.
                Es generar los espacios del debate y la discusión, adentro y afuera del partido. Es crear y ayudar a que surjan y crezcan los nuevos líderes del partido y con ellos, de nuestra sociedad.
                Es trabajar en esa vocación de poder, pero con el espíritu libre de culpa, porque el día que lo alcancemos tendremos la convicción de que el esfuerzo empeñado nos llevó por el camino correcto.
                Por eso, nosotros no transamos, pero seguimos militando. 

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