A 39 años de la “Noche de los Lápices”
Hoy se cumplen 39 años de
la “Noche de los Lápices”, cuando un grupo de estudiantes secundarios
fueron secuestrados y desaparecidos por la última dictadura militar.
Lejos de la inocencia, vamos a ser sinceros, estos adolescentes,
menores de edad, eran responsables y actores de su destino. Algo
hicieron. Marcharon y se manifestaron por el Boleto Estudiantil, lo que
consideraban un derecho, que hoy a casi cuatro décadas de su
desaparición recién se está implementando. Además, tenían una activa
participación en los Centros de Estudiantes, estas entidades que están
tan difundidas en algunas escuelas, mientras que en otras son una mala
palabra para los padres, los profesores y ¡hasta los alumnos!
Es en
honor a ellos que se conmemora el Día de los Derechos del Estudiante
Secundario. Desde la Juventud Radical de Lomas de Zamora queremos
recordarlos con toda la vehemencia que su causa, acción y desaparición
representa. Son un recuerdo doloroso de un tiempo oscuro para la
historia argentina, pero que sin embargo sigue marcándonos
constantemente. El Día de los Derechos de los Estudiantes Secundarios,
no solamente debe servir para recordar un hecho trágico. Sino para que
también reflexionemos y nos replanteemos una y otra vez, cual es el rol
del estudiante en la escuela de la Argentina democrática.
Luego de
la primavera política que represento el retorno de las libertades
constitucionales, poco ha cambiado desde esos años de plomo y el “No te
metas” que sigue calando hondo entre los estudiantes. El movimiento
estudiantil, tuvo sus altibajos y sin embargo sigue prendiendo entre
algunos jóvenes que en los contextos más disimiles y adversos, se
atreven a levantar las banderas de sus derechos intentando generar
proyectos y formar espacios de participación, como los Centros de
Estudiantes. A otros estudiantes, por el contrario, los Centros los
agobian y su participación se ve opacada por el alto grado politización
que suelen tener estas entidades.
A pesar de todo, no se puede
subestimar la importancia que los Centros de Estudiantes deberían tener
en los niveles medios de educación. Después de todo, es aquí donde de
niños se forman adultos que deberán enfrentar las problemáticas del
futuro.
En un contexto de desencanto generalizado con la
política, los Centros deberían ser uno de los primeros espacios de
participación cívica del ciudadano, aprendiendo las aptitudes necesarias
para poder vivir en democracia. Porque la democracia no consiste
solamente en ir a votar cada dos años, es una realidad que se construye
todo el tiempo, y donde el ciudadano debe ser participe. Un alumno
consiente, un Centro de Estudiantes que funcione, un cuerpo docente que
apoye y de lugar a las iniciativas de sus estudiantes, constituyen la
mejor manera de que la política vuelva a su cauce, que la ciudadanía se
dé cuenta que es SU espacio de participación, sin esperar a que las
cosas se solucionen. Porque no se van a solucionar, sin ciudadanos
comprometidos, que se involucren en su realidad y que busquen sacar lo
mejor de sí para enfrentar lo que viene con las mejores herramientas. La
política, no es más que eso un medio transformador de realidades,
destructor y constructor de paradigmas.
Es por todo esto, que
queremos invitar a los estudiantes a reflexionar, a que revean donde
están parados y animarlos a cuestionar, a innovar y plantear las cosas
que consideren que deban estar mejor. A que formen Centros de
Estudiantes, para poder debatir en un ámbito democrático institucional.
Las instituciones no hacen más simplificar y canalizar reclamos que son
de la sociedad y están formadas por personas.
Porque la
democracia requiere de ciudadanos comprometidos, pero que antes de ser
ciudadanos sean estudiantes. Porque toda realidad es transformable, no
importa lo que te digan, solamente requiere de voluntad de cambio. Por
aquellos jóvenes que perdieron la vida. Porque si no te metes, no te
quejes después de una situación de la que sos cómplice, así de fácil.
Recordemos la tragedia y comprometámonos a no permitir que pase de
nuevo. Los valores democráticos deben seguir construyéndose. Mientras
tanto, que los lápices sigan escribiendo…