Les dejamos esta interesante entrevista al correligionario radical Leandro Halperin sobre el Sistema Penitenciario Argentino
“En las cárceles no hay nada para ganar en términos de votos”
Especialista
en temas carcelarios, Leandro Halperín, defiende la voluntad de Víctor
Hortel de “modificar la realidad de las cárceles” y advierte que el
Servicio Penitenciario “se lo está haciendo pagar”. “Lo nuevo es que el
kirchnerismo empezó a militar en las cárceles, algo que los radicales
hacemos hace años”, explica para minimizar la polémica con Vatayón
Militante y agrega: “una manera de aportar seguridad es trabajar en la
reinserción de los presos”.
Las salidas de presos para participar de actividades políticas y
culturales generaron un escándalo que llamó la atención de la opinión
pública sobre los regímenes de reinserción social en cárceles. Las
imágenes de Víctor Hortel, director del Servicio Penitenciario Federal,
participando de una murga enredaron el debate en cuestiones menores e
incluso la Presidenta se refirió al incidente defendiendo por un lado a
Hortel, alegando una serie de datos inexactos o erróneos y asegurando
que se trata de un servicio “modelo en la República Argentina”.
“La presidenta está mal asesorada, esa información que ella dio lo
perjudica a Hortel. No lo beneficia en nada que se oculten datos y se
den estadísticas imprecisas” señala Halperín, quien fue director de UBA
XXII, el programa que introdujo la posibilidad de estudiar carreras
universitarias a personas privadas de su libertad.
Una de las experiencia más elogiadas en ese sentido fue el Centro
Universitario Devoto (C.U.D.), con más 25 años de funcionamiento y cuyas
vivencias están registrada en el documental “No ser Dios y cuidarlos”.
Según datos de la Dirección Nacional del Servicio Penitenciario Federal,
a diciembre de 2011 había 6.171 detenidos que participaban de la
educación formal, sobre un total de 9.682, lo que representa un 64 por
ciento. De ese porcentaje, quienes acceden a una educación universitaria
son menos del 7 por ciento.
Una educación universitaria que ingresó a los pabellones gracias a la
persistencia de sus organizadores y a fuerza de enfrentamientos muy
fuertes con las autoridades. Antes de la asunción del actual director
del Servicio Penitenciario Federal en abril del año pasado, el programa
UBA XXII tuvo serios problemas con el ex director Alejandro Marambio y
con el entonces ministro de Aníbal Fernández. “Nos pusieron muchas
trabas, (Marambio) hizo campaña sucia contra la UBA, dijo que llevábamos
teléfonos a la cárcel, que las profesores tenían relaciones con
profesores, dilaciones, secuestraron computadoras, trasladaban a presos a
otros penales para que no estudien en Devoto”, recuerda Halperín y
agrega: “yo espero que eso no pase nunca más en este país”.
¿Usted cree que hubo cambios sustanciales a partir del alejamiento de Marambio?
Hortel recién cumple poco más de un año en la gestión. Siguen existiendo
torturas y malos tratos, tal como describe el informe del CELS. Pero a
mi criterio Hortel tiene la voluntad de modificar esa realidad. No creo
que pueda hacerlo de un día para el otro, ni en unos pocos meses,
tampoco lo podrá hacer sólo con una agrupación como Vatayón Militante.
En todo caso, me parece un funcionario mejor que Marambio, así como Alak
me parece un tipo más respetable que Aníbal Fernández. Aún siendo yo
radical, lo prefiero a Hortel antes que cualquier otro que se les ocurra
poner. Lo que está haciendo es mejor que lo que antes había.
¿Las ONGs ganaron más presencia en la actividades de reinserción durante el último año?
A partir de la llegada de Hortel ganaron mas lugar ONG: agrupaciones
políticas como Vatayón, pero también la UBA. Lo nuevo es que el
kirchnerismo milita en las cárceles. Hasta entonces sólo la UCR y
algunos organismos de derechos humanos teníamos llegada a actividades
con reclusos, pese a todos los impedimentos de la administración
kirchnerista. A partir de la llegada de Hortel el dato nuevo es que
también el kirchnerismo tiene una agrupación que milita en cárceles.
¿Y eso asusta a la opinión pública?
Si, eso espanta a muchos. Pero lo cierto es que en las cárceles no hay
nada para ganar en términos de votos, no es algo que “venda bien” ante
la opinión pública ni esté bien visto. Es algo que el Estado debe hacer y
que la sociedad necesita: trabajar en cárceles y realizar actividades
de reinserción es necesario.
¿No cree que se genera un reclutamiento de reclusos para utilizarlos políticamente?
No necesitan ir a la cárcel para reclutar mano de obra que les sirva
para apretar a otros grupos políticos. Algunos grupos kirchneristas han
sido bastante agresivos sin requerir de presidiarios: han usado al
sindicalismo, a barrabravas, a movimientos sociales periféricos al
kirchnerismo. Reclutar “mano de obra” para el apriete no es el objetivo
ni me parece. Muchos que trabajamos en cárceles tenemos más que perder
ante la opinión pública que para ganar.
¿Cree que quedó expuesta la hipocresía de muchos que pretenden esconder y postergar los problemas de los presos?
En nuestro país no hay cárcel “para siempre”, toda la gente que esta
presa hoy en algún momento volverá a estar en libertad. Cuando se genera
un delito nos da miedo, cuando nos enteramos que el delincuente está
por salir nos da miedo que esté en libertad y queremos que vuelva a la
cárcel rápido. Decimos que no creemos que haya salido recuperado de
alguna manera y mientras está preso, lo que pretendemos es pegarle,
negarle derechos, educación, quitarle todo lo que le pueda hacer bien. Y
cuando salen le tememos.
Salidas y torturas
¿Cree que se montó un show mediático al respecto?
Obvio que hay imágenes que indignan y escandalizan a la opinión pública:
el baterista de Callejeros a poco tiempo de recibir sentencia por
asesinar a su mujer. Eso escandaliza. El juez tiene que dar
explicaciones, la responsabilidad es del juez, no importa quién haya
pedido esa salida, así sea Vatayón Militante, la UBA o Franja Morada
La autoridad administrativa está eximida si esos detenidos tenían autorización judicial.
Curioso que esa laxitud de los controles conviva con la persistencia de torturas en las prisiones…
Exacto, mientras se habla de Vatayón Militante, el Mecanismo Nacional de
Prevención de la Tortura duerme en el Senado frenado por el
kirchnerismo y el poder ejecutivo. Entonces no creo que el gobierno
tenga la voluntad de erradicar la tortura en las cárceles, lo que sí
encontramos son algunas grietas: funcionarios puntuales que tienen
voluntad de modificar las cosas.
Se le dio más importancia a una nota que revelaba salidas de detenidos y
se enredó el debate en si las actividades políticas son o no
culturales. Un debate muy nimio. Y pasó desapercibido el informe sobre
torturas del CELS y las denuncias que hubo en Salta, Neuquén, Buenos
Aires, sobre apremios ilegales. ¿Qué expectativa podemos tener de esos
reclusos cuando terminen su condena, si es que la terminan con vida?
Acaso las actividades de grupos como las de Vatayón nunca van a poder reemplazar las políticas de Estado que no se aplican…
No, no podrían ni deberían. Aunque el gobierno, sus militantes y sus
actividades no son el Estado. Ellos tienden a creer eso y yo no lo
comparto. El Estado debería tener un política penitenciaria a largo
plazo para ver mejoras concretas. Es imposible definir eso porque este
gobierno no dialoga, le hemos propuesto en innumerables ocasiones desde
partidos políticos y organismos no gubernamentales en acordar política
públicas. Parece algo imposible, por la soberbia de los funcionarios de
más alto rango de este gobierno.
¿Les sirve participar en una murga si el personal del Servicio Penitenciario no cesa en violaciones a los derechos humanos?
Es bueno para la persona privada de libertad que se vincule con personas
no privadas, con personas que tiene familia, trabajo, obligaciones, que
intentan progresar. Muchas de las personas privadas de libertad la
primera vez que se encuentran con el Estado, que tiene algún tipo de
contacto con la estatalidad es cuando caen presos. Muchos de ellos casi
no tuvieron contacto con maestros, médicos, jueces, asistentes sociales.
Los únicos agentes públicos que llegaron a conocer son los del servicio
penitenciario que los muelen a palos. Y esa es la primera presencia del
Estado en sus vidas. Creo que puede haber buenas intenciones de parte
de este director pero se necesita una nueva ley de sistema
penitenciario.
Discursos y hechos
¿Cree que la ley que sanciona el mecanismo nacional de prevención de la tortura será aprobado?
Es importantísimo que el mecanismo nacional contra la tortura sea
aprobado en el Senado, está por perder estado parlamentario, es central
para que el Estado pueda controlar y no perder visibilidad sobre el
estado de los presidiarios. Poder acceder a legajos, entrevistar
reclusos y sus familiares, conocer de cerca el estado de la cuestión. En
las cárceles se violan los derechos humanos y es necesario que esta ley
se apruebe si es que la cuestión de los derechos humanos no es más que
un discurso. Además, la diputada Victoria Donda presentó este año un
proyecto con aval de la decana de la facultad de derechos y con
acompañamiento por el FAP y la UCR que significaría un avance.
El proyecto divide las competencias, para que el servicio penitenciaria
federal se dedique a la seguridad y construir asimismo un área
administrativa de gestión para rehabilitación y reinserción con
profesionales civiles especializados y que no dependan de las fuerzas
militares ni policías.
¿Eso rompería el autogobierno y permitiría introducir cambios que provengan de sectores civiles y políticos?
Exactamente. Yo creo que Hortel está convencido que la mejor manera de
aportar a la seguridad es la reinserción del preso. Y eso tiene costos
muy altos. Y el Servicio Penitenciario se los quiere hacer pagar. Y no
es sólo porque entre Vatayón Militante a las cárceles, también molesta
que entre la UBA, o que entren organismos de derechos humanos. Rinde
más política y mediaticamente cuando en el escándalo está involucrada
una agrupación kircherista, pero ya conocemos a algunos sectores del
Servicio Penitenciario Federal que han hecho operaciones públicas contra
la UBA. Han ensuciado profesores, trabado iniciativas. Y eso sucedió
con este gobierno, con Aníbal Fernández como ministro. Este funcionario
actual no piensa igual al anterior y lo está pagando.
La situación actual
¿La Presidenta demostró estar mal asesorada cuando se refirió al tema públicamente?
La presidenta está mal asesorada, esa información que ella dio perjudica
a funcionarios como Hortel. No lo beneficia que oculte datos y dé
estadísticas imprecisas. Lo perjudica, porque cuando las estadísticas
mejoren él no va a poder demostrar una mejora. Alguien le acercó
material equivocado sobre la situación en cárceles a Cristina Kirchner.
No sé quién. Es más valioso aceptar que han estado equivocado durante
tantos años. Haber sacado el año pasado a Marambio es un reconocimiento
de los errores cometidos de alguna manera. Pero hubiera sido mejor otro
tipo de discurso el otro día. En la política de derechos humanos para
con las cuestiones actuales hay una hipocresía muy grande en el
gobierno, que Cristina hable mal del servicio penitenciario provinciales
como bonaerense, cuando fue senadora por esa provincia y su partido
gobierna desde 1987. El peronismo es responsable porque gobierna la
mayoría de las provincias de nuestro país hace años. No puede
desentenderse de eso.
¿Cómo es la situación en los servicios penitenciarios provinciales?
Terriblemente grave. En esto momentos, incluso peor que en el servicio
federal. Habría que analizar caso por caso, pero actualmente muchos de
esos servicios tienen directores y funcionarios a cargo con alguna
voluntad de modificar esa realidad. Que el gobernador de Salta diga que
el responsable es únicamente el policía que torturó es no asumir el
problema, es querer mostrarlo como un hecho puntual y aislado, cuando es
un problema estructural. Los funcionarios lo que buscan es que no haya
motines, para no alertar a la población y que no se genere un incidente
que luego le cueste su carrera política. Y si para ello deben regalar
psicofármacos, torturar o permitir peleas internas, lo hacen. Y eso no
es un solución sino una de las causas de la inseguridad.